Al invertir siempre se arriesga. Es inevitable. Antes de empezar, es prudente ser consciente de que, efectivamente, se puede perder el dinero. De hecho, si la inversión se realiza en startups o empresas de reciente creación, sobre todo en fases muy iniciales, esa probabilidad aumenta. El riesgo tal vez es mayor, pero el potencial de multiplicar la inversión es proporcional al riesgo.
Por tanto, uno de los primeros pasos para cualquiera que esté pensando adentrarse en el mundo de la inversión debería ser asumir los límites de las pérdidas que cada individuo pueda permitirse.
¿Por qué no invertimos más las mujeres?
Hay dos razones principales que las mujeres suelen mencionar como motivo para no haberse lanzado a invertir en startups, aun teniendo interés en hacerlo. La primera es que lo consideran un mundo del que se sienten excluidas, un ecosistema tradicionalmente masculino que las hace sentir, en ocasiones, fuera de lugaro poco vinculadas a su modus operandi. En segundo lugar, se suele hacer mención a la aversión al riesgo, en este caso haciendo referencia a las cantidades o "tickets" normalmente de tamaño considerable que las redes de inversores, business angels u otras entidades de carácter similar, suelen demandar para comenzar a invertir.
A la hora de invertir en esta clase de proyectos, el equipo se convierte en uno de los ejes centrales (su trayectoria, ambición y capacidad para cambiar el rumbo si es necesario). Conocer a los emprendedores es importante, así como comprender bien el reto que están tratando de resolver. Es decir, enfrentarse a un negocio del que la inversora neófita pueda aprender y seguir de cerca.
Consejos de expertas
Mónica Pérez-Hurtado, Business Angel en WA4STEAM y cofundadora de Experience Ahead, aconseja identificar un proyecto que llame la atención, bien porque se conozca en profundidad el sector, bien porque se responda a un problema que necesite solución.
“No arriesgues todo tu patrimonio, utiliza una fórmula de inversión en la que el ticket no sea elevado, pero a la vez te proporcione suficiente información y acceso a los emprendedores, con el objetivo de poder conocer de primera mano el proyecto y su capacidad para gestionarlo. ¿Cómo hacerlo? Existen los crowdfundings o los clubes de inversión. Es más fácil el acceso a los primeros, pero te aconsejo que si te planteas seguir invirtiendo busques uno de los segundos, acorde a tu propósito y concretes una buena estrategia de inversión”.
Ana Herrera, directora de desarrollo empresarial y emprendimiento en Las Rozas Innova, opta por estar en contacto con personas que ya estén invirtiendo y de las que puedas aprender, preguntar dudas o compartir oportunidades.
“Esto lo puedes hacer de manera informal, acudiendo a eventos o estableciendo conexiones a través de redes sociales pero, también, puedes incorporarte a asociaciones que ayudan a formar sobre cómo invertir, ventajas fiscales de las inversiones, acceder a más proyectos y incluso realizar inversiones de forma conjunta. Al invertir de forma agrupada, puedes diversificar más tu cartera de participadas con cantidades ajustadas”.
Según Azahara García Espejo, Country Manager en España de HearstLab Europe, existen dos canales que podrían facilitar que más mujeres con interés en este tipo de inversiones, finalmente se lanzasen. "Por un lado, están las redes de business angels para mujeres, espacios donde no sólo eliminamos esa connotación tradicionalmente masculina, sino, además, los rasgos y valores femeninos se ponen en valor a la hora de evaluar proyectos".
“Por otro, están las plataformas de equity crowdfunding. Tradicionalmente han sido las que han podido presumir de tener un mayor número de mujeres inversoras. Entre otros motivos, porque permiten la inversión desde tickets bajos (500 €, 1000 € o 3000 €). Hay las que, incluso, permiten invertir a partir de 10 € e invitan a familiarizarse con los distintos modelos de negocio, las diferentes terminologías, las due diligence financieras, etc.”
Carla Cabello, fundadora de Cresory, pone encima de la mesa la regla del 70-20-10, a partir de la cual se sugiere que el 70% de nuestros ingresos se destine a los gastos del día a día, el 20% a ahorrar y un 10% a invertir.
“Antes de empezar a invertir, es importante procurar tener entre tres y seis meses de tus gastos mensuales disponibles en tu cuenta corriente o en un producto financiero con bajo riesgo y volatilidad. Puede ser interesante pensar en abrir lo que se conoce como fondo de emergencia, a fin de poder cubrir aquellos no previstos sin afectar al presupuesto mensual. También analizar cómo funciona el producto y medio para invertir a elegir (rentabilidad, riesgo, costes, comisiones, liquidez e implicaciones fiscales). Tiene que hacerse pensando a largo plazo, en que los frutos empezarán a manifestarse en un plazo de tres o cinco años, como mínimo”.
Por último, Laura Lozano, inversora y CEO de Chargy, introduce la importancia del potencial de crecimiento del mercado en el que se encuentran dichas startups, muchas de las cuales (en su experiencia) se focalizan en energías renovables, el sector aeroespacial, blockchain, Big Data, inteligencia artificial o tecnología aplicada al turismo.
“Si es la primera vez que inviertes, debes sentirte cómoda con la cantidad invertida y con el destino de esa inversión. Esto variará en función de si tienes un perfil de inversión más conservador (comprar acciones del IBEX 35 con valores más asentados, o fondos de inversión donde un grupo de expertos asesores son los que deciden el destino de las inversiones) o más arriesgado (donde podríamos situar a las startups, criptomonedas o BMEGrowth, entre otras). Por otro lado, investigo si otras empresas semejantes a las que estoy estudiando han alcanzado grandes hitos o han fracasado y por qué. En mi caso, sólo invierto en proyectos que me ilusionen y trasmitan un propósito real. Que mi intuición me susurre que van a crecer y puedo hacer un buen múltiplo de mi inversión inicial”.
